Criterios editoriales

Ediciones

Se citan en páginas propias las ediciones de las siete Centurias. De todas ellas hay ejemplares existentes y localizados en bibliotecas de todo el mundo, que empleamos para nuestra edición crítica. Se señalan, de momento, las Sigale asignadas a las tres primeras Centuriae. En todo caso, para mayor información sobre la difusión editorial de la obra, remitimos al estudio editorial de Alves Dias, recogido en Bibliografía.

Criterios editoriales

La editio princeps de 1551 sería la copia más próxima al manuscrito original que Amato llevara a imprenta. Es su texto, por tanto, la base de nuestra edición. No obstante, presenta errores y malas lecturas, cometidas posiblemente en el momento de la composición del texto o incluidas ya en ciertos casos en el códice original. Algunas de ellas se perpetuaron en toda la tradición (de ahí que quepa sospechar que Amato no revisara el texto), pero otras se corrigieron en algunas de las ediciones siguientes. Como nuestra intención es recuperar un texto lo más parecido posible al arquetipo de Amato y no hacer una edición diplomática de alguna de sus ediciones, hemos valorado con detenimiento cada variante para resolver su aceptación o rechazo.

La princeps, como decíamos, constituye la base textual de nuestra edición y, por tanto, se prefieren sus lecturas cuando son variantes absolutamente equivalentes o innecesarias. Pero no se le confiere la fiabilidad del testimonio único: siempre que se detecten errores o malas lecturas, se intentará resolverlas con las lecturas divergentes de las demás ediciones según los habituales criterios de probabilidad (fuentes, gramática, estilo, lectio facilior, etc.) propios de la crítica textual.

El texto de cada curatio, fundado en tales criterios textuales, incluye por tanto un aparato crítico, de naturaleza negativa, que recoge todas las variantes significativas de las ediciones cotejadas (todas ellas, excepto las de 1560 y 1580, consideradas descriptae), incluidas las puramente gráficas.

En el texto latino se han efectuado algunas intervenciones propias: resolución de todas las abreviaturas; distinción de u y v, sobre todo por comodidad de lectura; distinción, de acuerdo con la habitual costumbre editorial de la época, entre quum conjunción y cum  preposición; división del texto en párrafos; puntuación de acuerdo a las normas del castellano actual.

Se añade asimismo un aparato de fuentes, clave para comprender la naturaleza misma de la obra y el modo de trabajar de Amato, sobre todo en los que atañe a los scholia. En él se recogen las fuentes que Amato cita, pero también aquellas de que se pudo servir sin haberlas mencionado expresamente, así como textos paralelos y obras posteriores que lo citan o reproducen.

La traducción castellana trata de ser fiel en fondo y forma ―hasta donde permiten las lenguas― al estilo de Amato. Como se trata de un texto difícil para un lector moderno, se incluyen a veces notas aclaratorias de diferentes naturaleza (lingüísticas, históricas, biográficas, etc.). No obstante, para aligerar su peso, se añaden al final varios apéndices: ingredientes medicinales simples y compuestos, preparados terapéuticos, pesos y medidas, glosario de autores y personajes citados.